Hice caso omiso, callé a mi mente, y escuché a mi corazón. Al
menos en las películas lo llaman así, pero en estas siempre todo termina bien.
En mi caso no. Arriesgué todo por él. Todo lo que había conseguido,
todo lo que me había costado superarlo para volver a empezar. Al principió todo
iba bien, pero después la misma situación se volvió a presentar. Exactamente
igual, exactamente el mismo error.
¿De qué se trata todo esto?
Parece una lección de la vida: “Los pelotudos nunca cambian”
Y esperó que me sirva para el resto de mi vida.
Cuando uno se la juega entiende que hay dos posibilidades. Que
ganes, o que pierdas.
Esta vez me toco
perder.
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